Durante los últimos quince días, las protestas hechas por los habitantes de Rumanía han demostrado, por un lado, un colectivo valiente y cansado hasta la saciedad por la corrupción que corroe la mayoría del tejido social y por otro lado, una población que no se conforma con que eliminen el decreto que despenalizaba estos casos. Siguen manifestándose y lo harán hasta que se adopten medidas más severas para quienes resulten implicados en un caso de inminente corrupción. Desde los altos cargos en el gobierno, hasta trámites que se aceleraban mediante pagos son la razón por la cual Rumania da ejemplo para que sociedades, como la de América Latina, griten con ella “¡No más!”.
En Colombia, como resultado del llamado de los ciudadanos en Rumanía, se levanta la población en contra de la corrupción que se cuela desde ya hace años, en el panorama nacional. Tras varios días de manifestación y una vez conocidos varios nombres de personas que hacían parte del poder público y son acusados de malversación de fondos, los colombianos han decidido salir a las calles y luchar incesantemente por el cambio de todas las personas inmersas en la escena política; así como por instaurar medidas punitivas para quien haga mal uso del dinero, especialmente, en el sistema de salud. En una escena que parece de película, los ciudadanos se toman el Palacio de Nariño y en representación de lo que consideran un nuevo comienzo, secuestran la familia Santos.

-Valentina Cáceres.